Hace unos días quedé a tomar café con aquel chico tan majo que me quería y que resultó ser más veloz que el correcaminos para escapar.
Hoy me he tropezado con el gilipollas que estaba a mi lado cuando me enteré de que era seropositivo y que desapareció de la noche a la mañana y que no deja de llamarme "chavalote" cada vez que me cruzo con él, de año en año, por la calle.
A todos ellos, con cariño:
¿Por qué el pasado se empeña en volver de repente, con todos sus fantasmas juntos en tropel? ¿Qué me quiere decir el destino?