jueves, 19 de agosto de 2010

Propósitos del nuevo curso

Se acaba el verano y va llegando la fecha. A partir del día 1 de septiembre, esta oruga se convertirá en un capullo (¡más todavía!) durante, digamos, dos años. He pensado en todo: voy a acometer cambios importantes en la vida de cualquier hombre de bien. Al menos, de cualquier hombre-homosexual-urbanita-universitario de bien. A saber:

- voy a apuntarme al gimnasio. Hace tiempo que no voy y ya está bien de acumular barriguita. Vale, los antirretrovirales hacen que se acumule grasa en el abdomen y demás... pero no es excusa. O sí lo es, precisamente. Así que a trabajar duro y a ponerme estupendo. 50 euros al mes.

- voy a ponerme una ortodoncia y, de paso, igual miro hasta precios para quitarme la miopía, que dicen que está todo muy avanzado y hay que aprovechar el tiempo y los ahorros en estas pequeñas cosas, tan imprescindibles. Como no tengo hijos, maromo ni hipoteca, el dinero es mío y me lo gasto en lo que quiera. Ponte que me gasto en esto unos 200 euros al mes.

- voy a aprender idiomas. No sé si dedicarme a perfeccionar el inglés (que nunca está de más y además me hace falta un reciclaje) o a aprender algo nuevo, mucho más estimulante sin duda. Alemán, portugués, francés... ya veremos. Ponle otros 100 euros al mes.

Así que me esperan unos 350 euros mensuales en gastos imprescindibles para que, en el mencionado plazo de dos años, esta oruga se convierta en una mariposa políglota, visualmente impecable, con dientes alineados y perfectos y con hombros anchos y abdomen plano. Para entonces habré pasado de los treinta... y hay que coger el toro por los cuernos.

Que no se diga.

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